Podríamos pensar que el Ashtanga es una tradición india muy antigua, sin embargo investigando un poco descubrimos que su origen remonta a menos de un siglo y su práctica estructurada tal como se enseña y transmite ahora es el fruto en parte de una interpretación occidental.
Como es notorio en el entorno, Pattabhi Jois hablaba muy poco inglés y lo entendía aún menos: así que las respuestas que daba a las preguntas de sus alumnos extranjeros más antiguos eran bastante inciertas y escuetas. En una entrevista de 2013, su hijo Manju recuerda que “él no hablaba nada de inglés, así que cuando la gente le hacía preguntas, él respondía : «Oh ho ho» y lo tomaban siempre como un «sí». Esto llevó a una gran cantidad de malentendidos“.
Con eso no quiero decir que no supiese qué contestar, simplemente que le era muy complicado explicarse en un idioma que no entendía y además que a los estudiantes occidentales, a veces, lo que más les importaba era el aspecto físico de la práctica y probablemente él se fue acomodando a esas exigencias.
Así que, lo que ahora damos por descontado como su legado, o como preceptos de esta disciplina, es en parte la interpretación que esos primeros alumnos y futuros maestros hicieron de lo que veían y escuchaban en Mysore. Una interpretación hecha con el intento de sentar las bases y normalizar la enseñanza, para adaptarla al creciente número de practicantes.
De hecho los primeros alumnos cuentan que su enseñanza era mucho más individualizada y la secuencia era más libre. Tampoco se daba importancia al aspecto visual de las posturas, algo añadido por nuestra necesidad occidental de racionalización y ajeno a la tradición yóguica india.
Sus primeros alumnos regulares occidentales fueron un belga (André Van Lysebeth, en 1964) y unos estadounidenses (Norman Allen, David Williams y Nancy Gilgoff, entre 1972-74). Luego también hubo un italiano (Lino Miele, en 1988). Todos ellos, han sido entre las figuras más importantes en la difusión del Ashtanga. (Junto con otros sus contemporáneos o más recientes, pero nombrarlos todos y hablar de sus aportaciones nos alejaría del tema de este artículo).
La primera edición en inglés del “Yoga Mala” (escrito por Pattabhi Jois en kannada, la lengua local de Mysore entre 1958 y 1961 y publicado el año siguiente) se imprime tan sólo en 1999 en el intento de preservar el legado de Jois (que moriría en 2009). Y la cantidad de libros y manuales que se han ido publicando desde entonces es importante.
Así que no es de extrañar que el Ashtanga, como todo, haya ido evolucionando en el tiempo. Y en todos los sentidos posibles. La práctica ha experimentado cambios en todos sus aspectos:
- el drishti – en particular la mirada hacia el entrecejo (Brumadya drishti) en toda la primera y segunda serie queda ya solo establecida para Yoga Nidrasana;
- la respiración – en general en la mayoría de las posturas hemos pasado de 10 respiraciones, primero a 8 y luego a las 5 actuales; en Shirsasana A de 25 a 15, en Utpluthih de 25 a 10 (si bien el conteo en esta postura suele ser muy lento);
- las posturas – añadidas, como Parsvakonasana B, Baddha Konasana B, por ejemplo; y quitadas, como una versión (o incluso dos) de Paschimottanasana, Shirsasana C, y la contrapostura de Yoga Mudra;
- los vinyasas – no sólo el cambio histórico con la introducción del “half vinyasa” en lugar del “full vinyasa” (cuyo recuerdo permanece en el “Sapta” con el cual empieza cada nueva postura sentada), o la introducción de los vinyasas entre lados o entre posturas similares; sino incluso algunas pequeñas modificaciones como la introducción del medio vinyasa entre Paschimottanasana y Sarvangasana;
- la distribución de las posturas en las varias series – la primera y la intermedia han quedado bastante similares en el tiempo, a parte la notable ausencia de Utthita Hasta Padangusthasana y Arddha Baddha Padmottanasana, antiguamente añadidas únicamente cuando el estudiante había terminado de aprender la primera serie, y Urdhva Dhanurasana, los “drop-backs” y las posturas finales – hasta Shirsasana – que se enseñaban tras la serie intermedia (este artículo en inglés describe detalladamente un modelo de enseñanza en 1973); en cambio las dos series avanzadas originales eran completamente diferentes en el orden de las posturas y además ahora están subdivididas en A, B, C y D;
- la introducción de las clases guiadas y su conteo en sánscrito. Parece que la primera “led class” remonta a 1978 en Hawái, cuando ya había demasiados estudiantes para realizar una normal sesión en estilo Mysore;
- la incorporación del Mantra final (Mangala Mantra) en septiembre de 2001 a raíz de los ataques a las torres gemelas de Nueva York, lugar en el cual Pattabhi Jois estaba enseñando en esos días.
Parece como si, después de unos largos tiempos de experimentación, entre Pattabhi Jois y su nieto Sharat se haya al fin pasado a una disciplina madura con unas normas bien establecidas y muy necesarias puesto en gran número de practicantes que ha alcanzado a nivel mundial.
El resultado de esa evolución es el texto de referencia actual y oficial del Ashtanga, “Ashtanga Yoga Anusthana” (cuya primera edición es de 2013), en el cual Sharat Jois describe qué es el Ashtanga Yoga, los yamas y niyamas, el drishti, el concepto de vinyasa, todos los asanas de la primera serie junto con su conteo, los mantras inicial y final, además de unas páginas dedicadas a algunos aspectos terapéuticos.
En una conferencia de marzo de 2015, Sharat afirma lo siguiente:
“He escrito un libro, Ashtanga Yoga Anusthana. Y ¿qué significa anusthana? Adaptar la práctica a tu día a día, a tu vida diaria.
¿Qué significa Ashtanga Yoga? Si hago el pino o si, por ejemplo, hago los puentes y me agarro los talones, ¿eso es Ashtanga Yoga? NO. Esa es la percepción que se tiene sobre todo en occidente. Mucha gente piensa que es solo algo físico, que consiste en poner las piernas aquí o allá. Ashtanga Yoga se está haciendo muy popular pero poca gente sabe qué significa.
Ashtanga Yoga significa 8 ramas de Yoga.
Cuando quieres subir una montaña no puedes plantarte en la cima de un solo salto, de una vez. Tienes que ir subiendo poco a poco, paso tras paso, hasta llegar arriba del todo. Lo mismo ocurre con Ashtanga Yoga. Hay que pasar determinadas etapas, hay que seguir determinados pasos, perfeccionarlos e ir pasando de uno a otro.
Por ejemplo seguir los Yamas (ahimsa, satya, asteya, brahmacharya y aparigraha) y los Niyamas (saucha, santosha, tapas, svadhyaya e ishvarapranidhana).
Adaptar todo esto a tu vida diaria te hace un practicante de Ashtanga Yoga. Si haces asanas pero luego vas y engañas a alguien, dañas a alguien…entonces no estás haciendo Ashtanga Yoga. Cómo cambia nuestra percepción de la vida con la práctica es lo importante. Que te agarres en marichyasana D es transformación física pero nada más. Si traes conciencia a tu vida y la adaptas a tu día a día eso es Ashtanga Yoga, eso es transformación real.” (texto íntegro aquí)
Y con estas palabras de guruji no hay mejor forma de terminar nuestro artículo de hoy.
(Ampliación de este post publicado anteriormente por mí en Instagram. Se agradece a Adam Keen de Keen on Yoga la inspiración para la redacción de este artículo)