Las clases de Vinyasa Yoga y otros estilos, se pueden encontrar en casi todas partes: gimnasios, estudios, casales; son muy populares y, a menudo, están a reventar.
Yo misma enseñé este estilo y otros más pero mi propia practica se enfocaba cada vez más en Ashtanga.

A parte en la ciudad de Barcelona que es un verdadero supermercado del “yoga”, las “shalas de Ashtanga”, las escuelas dedicadas a este estilo, son difíciles de encontrar y, si las encuentras, rara vez están llenas. La transmisión de la enseñanza es absolutamente necesaria para que se difunda el conocimiento del Ashtanga Yoga, entonces, ¿por qué esta práctica de la que han surgido tantos otros estilos hoy populares de yoga, no está más presente?
Me planteo si algún día llegará a ser popular… ¿Honestamente? No lo creo. Mi conjetura es clara: el Ashtanga Yoga es simplemente más difícil. No me refiero necesariamente al aspecto físico. Quiero decir que es más exigente. En un mundo donde se nos enseña a tomar el camino de menor resistencia, el Ashtanga nos pide que elijamos el camino de mayor resistencia. Es un camino más lento y arduo, pero hay mucho que ganar en él.
Entonces, ¿por qué me decidí a enseñarlo, no obstante estas reflexiones?
Después de haber enseñado otros estilos de yoga durante más de 15 años, me di cuenta de que los alumnos se quedaban en la superficie de esta inmensa filosofía de vida y muchas veces, con creencias equivocadas.
Estoy al tanto de la mala reputación que tiene el Ashtanga Yoga. Ya sea que las personas piensen que es demasiado difícil, que no son lo suficientemente atléticas, que hay demasiadas normas o que se lastimaron una vez en una clase de Ashtanga y nunca regresaron, la gente definitivamente tiene muchos complejos y nociones preconcebidas sobre el Ashtanga. Además, como se está enseñando mal en este grande supermercado, inventando clases que son más un mixto de “Vinyasa-Rocket” y que dejan al alumno confundido, lo que pasa es que no se puede absorber la esencia de esta práctica que te lleva a hacerte responsable de tu experiencia.
Todo eso es comprensible, especialmente en nuestra cultura de la gratificación instantánea. El Ashtanga Yoga es una práctica ascética, lo cual significa practicar la autodisciplina y someterse voluntariamente a desafíos, incomodidades y dificultades. Este tipo de autodisciplina simplemente no es para todos, y muchas personas se alejarán de este camino. Pero muchas personas también se sienten atraídas por este camino y encuentran un gran valor y crecimiento a través de él.
(La segunda parte en el próximo artículo)