Cada mañana a las 6:45 @ashtangayogaprem se despierta bajo la luz suave de un par de lámparas de noche y unas cuantas velitas colocadas estratégicamente para iluminar justo el perímetro del local.
Para mi es el mejor momento del día. Acabamos de llegar, todavía todo está a oscuras y tranquilo, sólo hay los pequeños ruidos provocados por nuestros pasos y las acciones rituales que distinguen cada comienzo de día. Nada que ver con la vitalidad y animación que caracterizarán el resto de la jornada.
Preparada la sala, nos cambiamos, desenrollamos el mat y esperamos el primer toque de timbre que dentro de poco nos hará abrir la puerta a un nuevo día de práctica.
Yo me pongo a practicar junto con los demás alumnos y la profesora se predispone para velar de nuestra práctica y asistirnos. A las 7:30 cantamos el mantra inicial todos juntos y de ahí en adelante la práctica de cada cual fluirá en silencio hasta llegar a su final sólo acompañada por los susurros casi imperceptibles de las asistencias y los ajustes. Luego, tras su proprio Shavasana, paulatinamente l@s alumn@s se van, hasta que la sala vuelve a quedar vacía pero aún impregnada por la energía generada a lo largo de las horas de práctica.
Esto es el pan de cada día en @ashtangayogaprem y sin embargo nos sorprende gratamente en cada nuevo amanecer.
(Fotos y texto de @medyslex)