Ashtanga Yoga es sin duda una disciplina exigente, requiere esfuerzo y dedicación. Al ser una secuencia fija, implica mantener una rutina clara: la de repetir cada día la misma secuencia. Los practicantes saben que en realidad así no es, solo por el echo que tu no eres el mismo cada día y esto en la colchoneta se percibe claramente, no falla.

Por lo tanto, si bien las rutinas son buenas, deben mantenerse *conscientes*, lo cual significa constantemente relacionadas y reflejadas en nosotros mismos – de lo contrario se vuelven obsoletas. Además, como la práctica tiende a ser prácticamente la misma la mayoría de los días, sin grandes cambios o desarrollos, el reto es cómo mantenerla fresca todos los días.
Y esto sin mencionar los contratiempos, las lesiones y/o la falta general de tiempo y energía. Es inevitable que algo ocurra al menos en algún punto de nuestro camino. Y, entonces, ¿qué hacemos para seguir adelante en estos momentos, en lugar de caer gradualmente en el abandono total de la práctica?
A continuación, unos cuantos consejos para mantener la motivación a largo plazo, sobre todo si estás practicando solo:
- Establece metas alcanzables: desafíos sí, pero que estén a tu alcance con un buen esfuerzo.
- Busca alguna pequeña señal de como tu práctica va avanzando.
- Usa las redes sociales con inteligencia: un poco puede motivar, mucho, ¡todo lo contrario! No confíes en todo el material que tienes a mano porque no sabes el esfuerzo que ha costado conseguir la “posturita” y se te olvida que es inútil pensar que podrás hacer lo mismo porque no eres la misma persona ni tienes la misma historia.
- Trata de respetar el mismo horario y lugar para practicar: la familiaridad ayuda a fortalecer la convicción.
- No tires piedras contra tu propio tejado: acostarse tarde, comer mal, etc. hará que mantener la motivación sea mucho más difícil.
- Acepta las lesiones como parte del proceso y recuerda que, si la tratas con el debido cuidado y atención, se sanarán.
- Ritualiza tu práctica, no la limites, dale un valor más profundo.
- Aprende a ignorar el monólogo interior negativo. A veces simplemente tienes que seguir adelante y hacer lo que hay que hacer.
- No te sientas obligado: no tienes que hacer toda la práctica. Desenrolla la esterilla, empieza a practicar y limítate a observar lo que sucede.
- Recuerda cuáles son tus razones más profundas que te han acercado a esta práctica.
- Acude a un buen profesor que te ayude en tu proceso personal. Practicar fuera de tu ambiente y rodeado de otras personas puede ser muy útil.
Y un consejo extra para valorar la práctica: imagina que no puedes practicar, que estás tan enfermo o lesionado como para no poderte mover. Eso a menudo es suficiente para que te vuelvas más consciente del gran regalo que es la práctica y superes ese momento de apatía.
¡Nos vemos en la escuela!
(inspirado por @adam_keen_ashtanga)