Hace pocos años atrás, un par o tres, aún había mucho escepticismo sobre la posibilidad de aprender yoga online, es decir sin la presencia física y el contacto directo con un profesional. La idea de cursar una formación online sonaba como un disparate.
Con la situación causada por las cuarentenas, nos hemos tenido que poner las pilas y aprender a trabajar/estudiar utilizando las herramientas digitales a nuestra disposición, entrando así en contacto con personas y situaciones que de otra manera nunca hubiéramos podido conocer ni tener la oportunidad de comprobar su eficacia.

Mi primera experiencia de formación online fue realmente positiva aunque obligada por “tiempos de pandemia”. Tengo que hacer una premisa: estoy hablando de una formación en Yin Yoga, un estilo que no es agresivo ni dinámico y donde las posibilidades de hacerse daño son inexistentes.
Con el tiempo me he ido organizando para poder atender a todo el grupo de la mejor manera posible utilizando una gran pantalla, micrófonos, y más detallitos.
He ido creando un formato semi-presencial, donde la parte presencial se realiza a través de sesiones Zoom donde todo el grupo participa y la otra parte consta de material de estudio, ejemplos de clases, creado y grabado por mí. Lo bueno de este formato es la increíble flexibilidad que ofrece: hay tiempo de completar el programa propuesto y salir de la programación para ir espaciando sobre temas presentados por los alumnos. Los alumnos se involucran más porque tienen que estudiar y presentar sus opiniones, tienen que exponer sus trabajos al grupo y se gana el tiempo que normalmente se perdería entre el desayuno, el almuerzo, el que llega tarde (siempre hay alguien) y así siguiendo.
Entonces, ¿cuál sería la ventaja de una formación online respecto a una presencial? Por un lado, que el alumno tiene que prestar más atención y por otro, que se queda con todo el material tratado ya que las sesiones se graban y entregan a los asistentes.
Segunda ventaja: puedes formarte, aunque vivas en un entorno rural o lejos de los grandes centros urbanos. No tienes que desplazarte y ahorras tiempo y dinero – que siempre viene bien.
Para una formación en Yin Yoga acepto todo tipo de practicante, al ser este último un estilo que no genera ningún tipo de dificultad ni peligro de lesionarse. Añado, como nota de color personal, que me encanta entrar en contacto con personas que viven en lugares lejanos y diferentes, siempre hay algo que aprender y conocimientos y hábitos que intercambiar.
En definitiva, mi propia experiencia me ha enseñado que se puede conseguir un trabajo satisfactorio y de calidad también online aunque siempre aconsejo a mis alumnos que entren en contacto con los profesores cuando posible, porque, eso sí, la relación humana cara a cara sigue teniendo su importancia y valor.
¿Cuál es la desventaja? Hay que estudiar más, el alumno tendrá que poner empeño de su parte para que el curso salga bien, porque será responsable del buen desarrollo del mismo al tener que trabajar en parte solo.