Los yoguis dijeron que para implementar este concepto, uno tiene que comenzar a trabajar con uno mismo, con lo que es tangible, visible, para estar en contacto con el cuerpo. ¿Cómo manejamos los desequilibrios del cuerpo? ¿Cómo eliminamos las toxinas acumuladas? ¿Cómo eliminamos los bloqueos orgánicos? Asanas, pranayamas, mudras, bandhas y dharmatma son una parte aplicada de esta sadhana. Usamos mal nuestro cuerpo día tras día. Con todo este abuso de un cuerpo que está funcionando bien, imagina cómo funcionará el cuerpo cuando sea tratado adecuadamente. El mal uso y abuso del cuerpo crea enfermedades.
Para desarrollar el equilibrio fisiológico y eliminar los desequilibrios, los yoguis describieron el proceso del hatha yoga. El hatha yoga es la puerta de entrada al yoga porque te permite aceptarte a ti mismo, pasar de este yo físico a los reinos sutiles de tu naturaleza. El bahiranga yoga es una práctica física externa y sadhana. El hatha yoga es la puerta de entrada al bahiranga yoga. Asanas, pranayamas, mudras y bandhas son técnicas para mejorar el sistema físico y realizar el mantenimiento de este vehículo. Si conduces un coche nuevo sin dejar que le hagan nunca el mantenimiento, el coche envejecerá más rápido; su vida se reducirá a la mitad y ocurrirán accidentes. Pero si tienes el coche revisado regularmente te aseguras de que tenga un rendimiento óptimo, y si algo sale mal, puede corregirse de inmediato. Los accidentes también suceden en nuestra vida. Si quieres un nuevo cuerpo, tienes que morir y volver a nacer de nuevo. Por lo tanto, la elección es tuya.
Las personas que han recibido mantenimientos regulares tienen cuerpos juveniles, incluso en la vejez. A la edad de ochenta años todavía están llenos de vitalidad, dinamismo y resistencia. Su vista es buena, su digestión es buena, la fuerza de sus extremidades es buena y pueden caminar con la columna erguida sin tener que usar un bastón. Si practicas regularmente bahiranga yoga, incluso a los ochenta años serás como un veinteañero. Podemos ver esto en yoguis que, aunque tengan una edad muy avanzada, siguen una rutina y disciplina sistemáticas.
Swami Satyananda, mi gurú, tiene más de ochenta años, pero hoy nosotros no podemos seguir el paso de su rutina y actividades. Se levanta a las dos de la mañana y se mueve continuamente. Se niega a tener ayudantes y hace su propia limpieza y se lava personalmente su ropa. Él no es un mahatma que se sienta y hace que sus discípulos hagan su trabajo. Las personas que lo han visto son testigos de su vitalidad, dinamismo y claridad. Nunca podemos igualar su resistencia y salud. Esa es la perfección del bahiranga yoga, la sadhana yóguica externa.
Swami Niranjanananda Saraswati
(Yoga Sadhana Panorama vol. Cinco)